El Valle de la Muerte ostenta el título del sitio más caliente en la Tierra. Uno de los tesoros más intrigantes y recónditos que alberga es el Parque Nacional Death Valley, que se encuentra incrustado en el Desierto de Mojave, en el estado de California. Este paraje extraterrestre, donde las rocas parecen moverse por sí mismas, te atrapará durante un viaje de unas tres horas y media desde el Centro de Visitantes Furnace Creek. Aunque puede parecer un viaje largo y un tanto agitado, sería una verdadera pena abandonar el parque sin visitar este lugar donde la realidad desafía la lógica.
En este lugar te encontrarás con The Racetrack Playa, un lago seco y desolado que está sorprendentemente rodeado de montañas. Este paraje es famoso por sus “piedras viajeras”, las cuales dejan huellas en su camino, marcando su travesía y su dirección.
El camino hacia The Racetrack Playa es desafiante, y solo puede ser conquistado por vehículos 4×4. Los científicos han descubierto que estas piedras han conseguido “desplazarse” hasta más de 450 metros. Su movimiento es esporádico, sucediendo aproximadamente cada dos o tres años, y cada piedra tiene su propio ritmo y dirección. De hecho, algunas de estas “rocas errantes” pueden llegar a pesar hasta 300 kilos, y pueden desplazarse a una velocidad de 3.5 metros por minuto.
Después de muchos intentos para descifrar este fenómeno, en 2013, Richard Norris y su equipo del Instituto Scripps de Oceanografía, finalmente desvelaron el enigma de las piedras errantes. Durante cierta época del año, tras una rara lluvia, se forma una capa de agua de unos cinco milímetros de espesor sobre la superficie de The Racetrack. Con el descenso de la temperatura durante la noche, esta agua se congela, formando una capa de hielo. Cuando el hielo comienza a derretirse al día siguiente, las piedras se deslizan de un lugar a otro, ayudadas por vientos que pueden alcanzar los 50 km/h en The Racetrack.
Por su fragilidad, se recomienda a los visitantes que no pisen fuera de los caminos permitidos en The Racetrack Playa, especialmente después de la lluvia, para evitar dejar huellas. Asimismo, mover las piedras está terminantemente prohibido.
El Valle de la Muerte es el parque nacional más grande de los Estados Unidos, aparte de Alaska, abarcando una extensión de 13,500 kilómetros cuadrados. En 2018, este parque se ganó el reconocimiento como el lugar más caliente del planeta al registrar una temperatura de 53 °C.
Pero hay mucho más que ver en este vasto y fascinante paraje desértico, como sus impresionantes cañones, dunas gigantes, montañas de colores y formaciones de sal, entre otras maravillas geológicas. Asimismo, el Valle de la Muerte ha sido certificado como uno de los Parques Internacionales de Cielos Oscuros por la Asociación Internacional de Cielos Oscuros, lo que significa que, en noches sin luna, podrás presenciar uno de los cielos más nítidos y estrellados del mundo, donde la Vía Láctea se puede apreciar en todo su esplendor.
Este extraordinario rincón de California, es un espectáculo desafiante tanto por el día, con su calor abrasador, como por la noche, con su deslumbrante bóveda estelar. No obstante, el lugar alcanzó un hito histórico en julio de 2020, cuando registró una temperatura de 54.4°C a la sombra, siendo esta la tercera más alta en la historia del planeta. Esta lectura, que aún debe ser verificada por un panel de expertos, se registró en un termómetro automático situado en la sombra y a una altura de casi dos metros en Furnace Creek, un nombre bastante apropiado para las circunstancias.
En definitiva, la visita al Valle de la Muerte es una experiencia única que combina el extremo calor, los misterios geológicos y el cielo nocturno más prístino. Ya sea que te sientas atraído por la ciencia, la naturaleza o simplemente la curiosidad, el Valle de la Muerte te dejará sin aliento con su belleza inhóspita y su misterio inexplicable.