En la tierra de Cuba, donde el amor por las telenovelas fluye profundo en las venas de su gente, hay una historia que aún suscita nostalgia. Principalmente, los cubanos se inclinan por las tramas dramáticas de Brasil, pero en un giro del destino, fue una historia procedente de Colombia la que hizo que las ajetreadas calles de La Habana hicieran una pausa, cada tarde a las tres, para entregarse a la magia de “Aguas Mansas”.

El laureado canal colombiano RTI Televisión, fue el autor de este portentoso drama. Al frente del elenco, tres virtuosos actores, cuyas interpretaciones se han quedado grabadas en el corazón del público cubano: Juan Carlos Gutiérrez, brillando en su representación de Juan Reyes; Juan Sebastián Aragón, infundiendo vida al dinámico Óscar Reyes; y Luigi Aycardi, que con su innato carisma, dio vida al inolvidable Franco Reyes. El rodaje de esta obra, repleta de emociones y giros inesperados, acaeció en impresionantes parajes naturales, aportando un encanto único y un aire fresco al drama televisivo tradicional.

Por su parte, las damas de esta historia, Margarita Ortega, Fabiana Medina y Patricia Maldonado, hicieron brillar a Sofía, Ximena y Sara Elizondo, respectivamente.

El estreno del primer episodio de “Aguas Mansas” fue como un flechazo en el corazón de los espectadores cubanos. A pesar de que la serie hizo su debut en Colombia en 1994, no fue hasta las tardes estivales de 1998 que la serie se adentró en la Isla. Las oficinas se despojaban de sus ocupantes en el instante que la serie comenzaba a emitirse; ningún asunto administrativo osaba desafiar su sagrado horario. Cabe destacar que este fenómeno televisivo logró un hito cultural en Cuba, pues se convirtió en la primera serie extranjera que incitaba a los televidentes a abandonar las calles y acercarse a las pantallas, incluso en las cálidas tardes de verano.

Los hogares se transformaban en salas de cine privadas, donde familias completas se acomodaban para disfrutar del episodio del día. Los ventiladores eran estratégicamente ubicados para aplacar el calor del verano, y la tensión por conseguir el mejor lugar frente al televisor se podía cortar con un cuchillo.

Ese verano fue inclemente, quizá por eso las emociones ardían a la hora de la telenovela. Todos, sin importar la edad o género, se sintieron representados gracias a la variedad de personajes que desplegaba “Aguas Mansas”: seres perversos, románticos, idealistas, celosos y aventureros.

Sin embargo, los verdaderos seductores de esta historia, los que lograron grabarse a fuego en el recuerdo colectivo, fueron los hermanos Reyes. Estos galanes, que cada tarde llenaban las pantallas, se convirtieron en el tema de conversación favorito del público.

El drama de “Aguas Mansas” radicaba en la historia de los Reyes: tres hombres que buscan venganza tras el suicidio de su hermana menor. Esta trama sencilla, pero cargada de emociones y suspense, cautivó a todos durante meses, regalándonos momentos de alegría, tensión y pasión que aún perduran en nuestra memoria. Y así, “Aguas Mansas” se volvió un pedacito de historia compartida en Cuba, un eco de un verano que aún resuena en el corazón de su gente.