Durante la pandemia de la COVID-19, un rostro y una voz se convirtieron en un referente para los cubanos: Francisco Durán, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba. Cada mañana, a las 9 en punto, brindaba el parte de personas enfermas de COVID-19 en la isla, proporcionando información crucial para enfrentar la crisis sanitaria.

Francisco Durán, nacido en Santiago de Cuba, es hijo de destacados profesionales de la salud. Tras cursar estudios en Ciencias Médicas, comenzó su trayectoria laboral en hospitales y centros de salud, demostrando su compromiso con la salud pública y la epidemiología.

A lo largo de los años, Durán ascendió en su carrera profesional, desempeñando diversos roles dentro del sistema de salud cubano. Su dedicación y capacidad de liderazgo lo llevaron a dirigir el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba y posteriormente a ocupar el cargo de Director Provincial de Salud.

En 2018, recibió el honor de ser elegido Director Nacional de Epidemiología del MINSAP, un puesto de gran responsabilidad en el contexto de la lucha contra enfermedades y epidemias.

Sin embargo, su participación en la gestión de la COVID-19 lo catapultó a la atención pública. Desde marzo de 2020, Francisco Durán lideró las conferencias de prensa diarias del Ministerio de Salud Pública, brindando actualizaciones sobre la situación epidemiológica en Cuba frente al virus.

Su cercanía y confiabilidad se convirtieron en elementos fundamentales para la población. En esos momentos difíciles, estuvo cerca del pueblo cubano, informando de manera clara y precisa sobre la evolución de la pandemia y las medidas preventivas necesarias.

Francisco Durán no solo se destacó en su labor profesional, sino que también recibió reconocimientos por su dedicación y contribución al campo de la salud. Entre ellos, el Premio del Barrio, otorgado por los Comités de Defensa de la Revolución, y el reconocimiento por el proyecto holguinero «Los enaltecidos por la historia».

La figura de Francisco Durán quedará grabada en la memoria de los cubanos como aquel que, con su conocimiento y empatía, guió al país en uno de los momentos más desafiantes de su historia sanitaria.