La cara enérgica y carismática de la «Reina de la Salsa», Celia Cruz, adornará una de las nuevas monedas que emitirá la Casa de la Moneda de Estados Unidos en 2024. Este singular reconocimiento forma parte del Programa American Women Quarters que rinde tributo a mujeres de gran influencia en la historia y cultura estadounidenses.

El diseño de la moneda captura con maestría el espíritu vibrante de Celia, realzando su rostro sonriente y su icónica exclamación: ¡Azúcar! Este elemento se ha convertido en un emblema de alegría y resistencia en la diáspora cubana, simbolizando la indomable energía de Cruz.

Nacida en Cuba en 1925 y fallecida en Estados Unidos en 2003, Cruz fue una de las artistas más populares de la música latina, con una carrera que abarcó más de cuatro décadas. Desde sus inicios con la afamada orquesta «Sonora Matancera» hasta su carrera como solista, Celia cruzó fronteras y unió culturas con su música. Además, en 1977 decidió adoptar la ciudadanía estadounidense, consolidando su vínculo con este país.

El albacea del patrimonio de la artista y presidente de la Fundación Celia Cruz, Omer Pardillo-Cid, expresó su gratitud y orgullo por esta distinción, afirmando que su música «vive» y su sonrisa será «siempre señal de esperanza para los exiliados cubanos».

Es notable que Celia Cruz sea la primera figura afrolatina en ser honrada de esta manera, un hito histórico que refuerza la diversidad y el mestizaje que constituyen la base de la sociedad estadounidense.

El Programa American Women Quarters, lanzado por la Casa de la Moneda de Estados Unidos, también ha destacado a otras mujeres que han dejado una huella indeleble en el país. Entre estas figuras se encuentran Patsy Takemoto Mink, primera mujer negra en el Congreso y defensora de la igualdad de género, y Zitkala-Ša, activista por los derechos de los nativos americanos.

Este tributo a Celia Cruz y a otras mujeres de trascendencia se convierte así en un poderoso recordatorio de su influencia en la formación de la identidad y la cultura de Estados Unidos. Las monedas, lejos de ser solo un medio de intercambio, se transforman en cápsulas del tiempo, que llevan consigo las historias de esas mujeres que, como Celia Cruz, han dejado una huella perdurable en la memoria colectiva.